Los primeros en llegar fueron el señor dado con su pareja, luego aparecieron los hermanos botones regados por la casa, en los rincones menos pensados. Pero esta colección no estaba completa.
Un día se nos cruzó un librito muy especial, titulado “El valor de las pequeñas cosas”, allí encontramos el tercer objeto que nos faltaba, una estampilla de correos.
Estas son piezas en madera inspiradas en la nostalgia que cargan los objetos pequeños de nuestra infancia y cotidianidad.
Recomendamos el librito que inspiró el nombre de esta colección. Encontrarás una que otra frase cliché, pero dentro de su pequeñez carga grande reflexión.