Con el amanecer forma las siluetas de las montañas, en los ratos de meditación contiene el incienso, y se asemeja también a un volcán.

Este objeto acompaña el centro de mesa durante las conversaciones cotidianas y profundas, y cuando atardece, carga las flores que se recogieron por el jardín.

Al caer la noche nos acompaña sosteniendo la llama de las velas y dibujando sombras alrededor, hasta que pasa la medianoche y un soplo ligero le otorga el descanso.

Esto no es (solo) un portavelas.

Pero honramos el origen que tuvo este objeto cuando lo concebimos en nuestro taller. Su nombre se queda corto con todas las cualidades que adoptará en cada lugar especial dentro de sus hogares. 

Como todo oficio con la madera, nuestras manos transforman. Esa es la naturaleza de nuestro oficio, transformar la materia para contar historias.